Cuando el estrés provocado
por el ritmo frenético de vida al que estamos expuestos nos inunda, muchos de
nosotros encontramos alivio al pensar que, ciertamente, somos insignificantes si
recordamos que: somos sólo una especie, habitando un pequeño planeta, dentro de
uno de los incontables sistemas solares en nuestra galaxia, la Vía Láctea. Pero
la reducción de escala no se termina aquí: la Vía Láctea es sólo una pequeña heterogénea
unidad al considerar las innumerables galaxias existentes en nuestro universo.
Además, las voces científicas actuales apuntan hacia la existencia de infinitos
universos, entrando en el nuevo paradigma del multiverso.
Sin embargo, casi
nada de esto era conocido por la humanidad un da como hoy hace 363 años (1655),
cuando Christiaan Huygens, astrónomo neerlandés, descubrió la existencia de Titán,
el mayor satélite de Saturno.
El aumento
exponencial del conocimiento humano en los últimos tiempos es abrumador y es peligrosamente
fácil dar por hecho que descubrimientos como el que mencionamos, son triviales
a día de hoy. Contrariamente, a pesar de los 363 años que han pasado, aún son
muchas las incógnitas planteadas a cerca de Titán, uno de los satélites del Sistema
Solar que más interesan a la ciencia a día de hoy.
¿Por qué es tan
interesante Titán?
Titán es el único satélite
conocido que posee una atmósfera importante y el único en el que se ha
encontrado evidencia clara de cuerpos líquidos estables en la superficie. Esto
apunta a Titán como el cuerpo celeste conocido con más probabilidades de
albergar algún tipo de vida y, por lo tanto, su importancia es clave para responder
la eterna pregunta de si la vida es posible fuera de nuestro planeta.
Frecuentemente Titán es
descrito como un satélite similar a un planeta dado que tiene el doble de diámetro
que la Luna y es incluso más voluminoso que Mercurio pero no tan masivo.
Titán está compuesto
principalmente de hielo y material rocoso. Para la sorpresa e interés de la
comunidad científica, lagos de hidrocarburos fueron descubiertos en Titán en el
año 2004 gracias a la llegada de la misión Cassini-Huygens al satélite. Según datos disponibles, su atmósfera podría
estar compuesta principalmente de nitrógeno, pero hasta un 6% podría ser metano
y compuestos complejos de hidrocarburos. El clima, incluyendo viento y lluvia,
crea características superficiales similares a las de la Tierra, tales como
dunas, ríos, lagos, mares (probablemente de metano líquido y etano) y deltas, y
está dominado por patrones climáticos estacionales como en la Tierra. Se cree
que existe también un océano subterráneo de agua y amoníaco disuelto en él a
una profundidad de 100 kilómetros bajo la superficie, y tal vez otro de
hidrocarburos.
Una investigación
reciente apunta a que es posible que Titán albergue moléculas prebióticas (“Sondas
espaciales – Ingredientes para la vida en Titán”) como consecuencia de la estabilidad
del agua presente en el satélite y la consecuente posibilidad de que las
tolinas presentes en su atmósfera se hidrolicen y formen moléculas orgánicas
complejas. Además, En 2015 un estudio del Centro Goddard de Astrobiología
de la NASA halló convincentes evidencias de que el acrilonitrilo está presente
en la atmósfera de Titán y que una cantidad significativa de este material
llega hasta la superficie, lo cual ha dado a investigar sobre la posibilidad de
que las moléculas de acrilonitrilo puedan unirse y formar un material similar
al de una membrana celular.
Otro dato que no
deja indiferente a nadie sobre Titán es el descubrimiento gracias a la sonda
Cassini de la NASA, de lo que parece ser una versión extraterrestre en
miniatura del Río Nilo: un valle fluvial que se extiende más de 400 kilómetros
sobre su superficie.
En resumen, lo
que hace extremadamente interesante a Titán, es que es el único cuerpo celeste
que conocemos, aparte de la Tierra, en el que existe líquido de forma estable
sobre su superficie.
¿Podremos algún
día hallar evidencia directa de alguna forma de vida en Titán?
Esta altamente
relevante pregunta necesita aún de tiempo y avances para poder ser resuelta
pero, ¿podrá el
exponencial desarrollo científico arrojar pronto luz en el asunto?
Un día como hoy
hace 363 años, un científico entregado nos abrió los ojos a la existencia de
Titán. Gracias Christiaan Huygens y, ¡que la curiosidad
humana nunca decaiga!
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